SE SUSPENDEN LOS ACTOS DE ESTA NOCHE (19/05/2012)

Debido a las condiciones meteorológicas se ha decidido suspender los actos previstos para esta noche (19/05/2012), es decir, tanto el espectáculo de magia como la verbena a cargo de la orquesta Arena Caliente. Lamentamos los inconvenientes. Les informaremos de cualquier novedad al respecto.

ESTABLECIMIENTOS GANADORES DE LA I RUTA DE CRUCES Y TAPAS

Ya se han dado a conocer los establecimientos ganadores de la I Ruta de Cruces y Tapas que tuvo lugar entre el 28 de abril y el 13 de mayo, en la que participaron 31 establecimientos de los municipios de Santa Cruz de La Palma, Breña Alta, Breña Baja y Villa de Mazo. Los premios han sido cuatro, tres para la categoría "tapa libre" y uno para la categoría "tapa palmera", y han recaído en los siguientes establecimientos participantes:

TAPA LIBRE

1º) Casa Lucio (Breña Alta), con la tapa "Bacalao"
2º) Parador Nacional (Breña Baja), con la tapa "Montadito de boniato con encebollado canario y pulpo laminado"
3º) Tasca Restaurante El Refugio (Santa Cruz de La Palma), con la tapa "Viajes"

TAPA PALMERA (premio único)

1º) The Lab Beach (Santa Cruz de La Palma), con la tapa "Cochino fresco con boniato en texturas"

Los establecimientos ganadores de cada categoría, es decir, Casa Lucio y The Lab Beach, mantendrán su tapa hasta final de año, así que...a disfrutar de ella si no tuviste ocasión de hacerlo.

Muchísimas felicidades tanto a los establecimientos ganadores como al resto de participantes, ya que la I Ruta de Cruces y Tapas ha sido todo un éxito, especialmente si se tiene en cuenta que se trata de su primera edición. Esperamos que esta iniciativa se repita en años próximos.

DE LA CIUDAD A LA CAMPIÑA: NOTAS A LAS FIESTAS DE LA CRUZ DE JUAN MAYOR EN 1927


De la ciudad a la campiña: notas a las fiestas de la cruz de Juan Mayor en 1927

Víctor J. Hernández Correa
Concejalía de Turismo y Patrimonio Histórico

Hacia finales del siglo xix las históricas fiestas patronales del 3 de mayo de Santa Cruz de La Palma iniciaban una nueva andadura, colocadas en el primer puesto de una programación celebradora que pronto comenzó a adquirir la denominación más genérica y compleja de fiestas de mayo. Con ello, no sólo se ampliaba notablemente el antiguo y reducido programa de actos, repartido entre una y tres jornadas feriales, sino que, además, la crisis que venían atravesando las tradicionales fiestas de la Cruz se recuperaban de un bache que las había relegado a un injustificado segundo plano. En este proceso de revalorización jugaron un indirecto pero relevante papel los debates en torno a la licitud de la conquista y colonización hispánica de la isla de La Palma y sus consecuencias para la antigua población aborigen. Desde este punto de vista, la fiesta de la Cruz significaba el triunfo de las huestes del Adelantado, que habían arrebatado la libertad (concepto muy valorado por la mentalidad romántica y regionalista ochocentista) y la dignidad a un pueblo que apenas tenía capacidad para defenderse. Otro sector veía en este triunfo la victoria del cristianismo[i] y de la cultura occidental sobre un pueblo pagano e inculto. Y, finalmente, en un modesto punto medio, se hallaban los que contemplaban tanto uno como otro bando (conquistado y conquistador) desde una posición híbrida de fusión racial con la que justificar el nacimiento de una identidad nueva: la canaria. Sea como fuere, la realidad es que la controversia afectó a la concepción ideológica de la fiesta patronal de la capital palmera, en la que los regocijos venían atando dos celebraciones de naturaleza bien distinta: la incorporación de la Isla a la Corona castellana (de carácter netamente civil) y la Invención de la Santa Cruz (de honda raigambre en el universo religioso).

En este marco, los felices años ’20 del pasado siglo, motivados por su sentido optimista y de apertura a lo novedoso, vinieron a constituir un importante avance hacia la consolidación del programa de las fiestas de mayo y una aportación relevante en el proceso de incorporación de actividades musicales, teatrales y, en general, espectaculares que la reconvertían en un modelo que restaba protagonismo a la participación activa del pueblo y a sus formas de composición festiva más tradicionales —v. gr., la danza de mascarones— a favor de un mayor aparato y una más tangible distinción entre los que actúan para que otros se diviertan y gocen la fiesta.

Frente a lo que ocurría en el casco urbano, la vida festiva de la campiña se desarrollaba de manera bien distinta. De entrada, muchos cruceros dilataban durante los meses de mayo y junio las celebraciones, alejados del exceso de visitantes, devotos o curiosos noveleros que concentraban la expectación en unas animadas y concurridas horas: entre la larga noche de la víspera y el atardecer del 3 de mayo. La naturaleza efímera de las arquitecturas, adornos, peleles, loas y apariciones se perdía entre el bullicio, el ruido y la humareda de los cientos de voladores que, en breve tiempo, habían ceñido el cielo. En ese contexto, a muchos artífices (mayordomos, diseñadores, carpinteros, herreros, etc.), agotados por las horas en vela, no les quedaba tiempo para correr otra cruz que la propia; a lo sumo, el tradicional pique-competencia —que ha caracterizado la esencia festiva del 3 de mayo en La Palma, coadyuvando, sin duda, a su conservación— arrastraba su curiosidad hasta la cruz más cercana. Para muchos, con excepción de los más jóvenes, capaces de combinar trabajo, velorio, juerga y visitas, la fiesta de la cruz y sus goces se habían esfumado hasta el año próximo. Pérez Vidal insistió sobre este hecho hace años, explicando cómo la estresante concentración de actividad propició un progresivo cambio de fechas:

La aparición, a veces bella y complicada, de una rústica cruz reúne y retiene en torno a ella a muchísimas personas. Y es tanto el deseo de presenciar y «gozar» los festejos que se organizan con tal motivo que, en La Palma, no se celebran todas las cruces el mismo día. Después de la fiesta oficial y general del 3 de mayo, cada domingo, hasta muy avanzado el verano, se efectúa el homenaje a una cruz distinta: un domingo se celebra la Cruz de las Breveritas; otro, la Cruz de Las Ledas; otro, la Cruz de Juan Mayor… Todas estas fiestas se ven muy concurridas y animadas[ii].

Como ejemplo de estación crucera rural en la capital palmera que aún en 1927 celebraba su fiesta el tercer fin de semana de junio, nos referiremos a la conocida como Cruz del barranco de Juan Mayor, sita en el pago de Velhoco[iii]. El cauce de dicho barranco ha venido a funcionar como límite natural divisorio de las jurisdicciones municipales de Santa Cruz de La Palma y Breña Alta. Los orígenes del topónimo deben remontarse probablemente o bien a los tiempos de los primeros repartimientos de tierras tras la conquista o, incluso, a la etapa de precolonización. La pérdida material de la documentación concejil y de las escribanías públicas tras el saqueo de la ciudad en el verano de 1553 no deja —de momento— acercarse más allá de 1546 en su datación. En 28 de noviembre de dicho año puede documentarse la primera referencia, a través de la venta de 5000 maravedíes de censo y tributo impuestos sobre «una viña que tiene [Gaspar Pérez] en el término de Velhoco, lindante por arriba con viña de Luis Hernández de Velhoco, por abajo con viña de Juan de Fuentes, por un lado el barranco de Juan Mayor, y por otro lado con viña y majuelo de los herederos de Anrique Álvarez de Fuentes»[iv].
En 1927, la comunidad de vecinos concentrados en el entorno del barranco de Juan Mayor prepara para el sábado 18 y el domingo siguiente del mes de junio unas suntuosas fiestas en honor de la Santa Cruz. La sabatina se iniciaba «como es uso y costumbre» con el tradicional protocolo de inauguración crucífera en La Palma: al medio día, «la Bandera con la cifra de la Cruz» era enarbolada «entre multitud de cohetes voladores […] y salvas de cañón»[v]. La insignia, cuyo uso hoy en día prorrogan casi exclusivamente las comunidades cruceras de Breña Alta, funciona a la vez como señal indicativa de la ubicación de la cruz-fiesta para el caminante que llega de lejos y como elemento de cohesión y fortalecimiento de los lazos identitarios de los vecinos. Más complejo es el auténtico lenguaje de los fuegos y voladores en La Palma, del que se ha ocupado María Victoria Hernández Pérez en varios trabajos[vi]. Sólo diremos aquí que las variantes usadas en 1927 por la cruz del barranco de Juan Mayor sirvieron o bien para anunciar la citada inauguración y principio festivo en forma de cohetes voladores y de cañonazos —estos últimos, herederos de los mismos que se empleaban en las fiestas en honor a la Virgen de las Nieves, disparados desde el lomo homónimo o lomo del castillo de la Virgen—; o bien para señalizar el final de la jornada de víspera y preludio del día grande, disparados en horario nocturno y materializados en fuegos artificiales: los estampidos se alían ahora con la luz y el color.

Es una pena que el rotativo no detalle los elementos constituyentes de la cruz. Una fotografía muy posterior, fechada hacia los años ’50 del siglo pasado, realizada por el profesional Adolfo Ayut González (1904-1976), puede aproximarnos a las tendencias que los mayordomos del barranco de Juan Mayor marcaron de manera preferente en la composición crucífera a mediados de la centuria, unos 20 ó 30 años después de estas noticias de 1927. Carente de espaldar, la cruz es acogida por los lados y hacia el fondo por un follaje de fayal —muy abundante en la zona— de estructura circular a modo de cercado o capilla vegetal descubierta, cerrada por el frontis con una serie de plantas ornamentales de uso doméstico contenidas en macetas. Destacan sobre todas los ejemplares de anturios (Anthurium scherzerianum), para cuyo mantenimiento son necesarias las altas dosis de humedad ambiental de esta zona. La cruz, de considerables dimensiones, descansa sobre un pedestal durante todo el año, recubierto ahora por lo que parece una composición textil a modo de tapete o mantel de materiales naturales que cae sólo por la parte delantera. El dibujo central muestra una hostia con las siglas jhs —coronadas por una cruz—, que sostienen en el inferior sendos ángeles. Dos peces siguen la circunferencia por los extremos superiores, sin duda, en clara alusión metatextual al episodio de la multiplicación de los panes y los peces (Mc, vi, 34-44) y al mensaje eucarístico y salvífico contenido en Juan, vi, 35-38: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá más hambre y el que cree en mí no tendrá sed jamás». La base o pie de la cruz está forrada por otra producción vegetal próxima al calado o a las labores de croché. El madero se recubre con la tradicional tela blanca plisada en dos piezas: la correspondiente al cuerpo vertical y la que cubre el brazo horizontal (sobrepuesto al anterior), quedando libres los rayos de metal que singularizan esta versión del Santo Madero. El velo resulta desproporcionado en el conjunto por su falta de anchura y longitud.

Según consta en el programa anunciado por la prensa, la diversión continuaba a las ocho de la tarde, en que estaba prevista «en las inmediaciones de la Cruz una lucida Verbena». Típicas de las estaciones primaveral y, especialmente, veraniega, los bailes al aire libre, acompañados de ventorrillos para el suministro de bebidas y comida, se convirtieron en número estrella del calendario festivo desde mayo hasta septiembre en Santa Cruz de La Palma. En la zona del casco histórico se combinaron muy bien con paseos amenizados musicalmente. Sin ir más lejos, con motivo de las fiestas de mayo de ese mismo año, la rambla de Cuba[vii], «vistosamente engalanada y profusamente iluminada», acogió el 30 de abril por la noche una verbena, «reinando durante ella alegría, en la que la juventud saboreó a gusto las expansiones de estos festejos»[viii]; y la plaza de Alfonso xiii (hoy Alameda) era escenario de un «animado paseo» acompañado de concierto por la banda de música La Victoria el 1 y el 2 de mayo por la noche[ix].

La apoteosis del domingo llega primero a las dos de la tarde con el pasacalle que desde los Cuatro Caminos de Buenavista hasta las inmediaciones de la cruz interpreta al son de pasodobles la banda de música La Esperanza, de Breña Alta, participación esta que explica los estrechos lazos de solidaridad que el barrio mantuvo siempre con el municipio colindante, con el que comparte idéntica cultura y socioeconomía agrarias, y, como se revela aquí, afinidad en el espíritu festivo. La tarde se reserva para los ejercicios lúdicos; la primera parte con premios en metálico para los ganadores de la corrida de sacos y del juego del sartén[x]; la segunda parte con carrera de sortija a caballo, no faltando la elevación de globos aerostáticos, hoy presentes fundamentalmente en los festejos de mayo en Breña Alta. Un baile celebrado en una casa cercana a la cruz pondrá fin a los regocijos, cuyo éxito, según recogía en una crónica Regeneración palmera, determinaron, por un lado, el cumplimiento de la programación «al pié de la letra» y, por otro, la enorme concurrencia y la grande animación reinante[xi].

Frente a lo que se vivía en el sector del casco histórico, Santa Cruz de La Palma incorporó en sus barrios rurales una modalidad festiva patronal en la que junto a una serie de elementos conceptuados en el sentir y devoción crucífera urbanos —entre los que destaca la resistencia del modelo de cruz-altar, de raigambre andaluza—, conjugó con tanto o más éxito y caracterización otras formas más apegadas a los modos celebradores típicos de Breña Alta, municipio con el que parece compartir mayor parentesco, sobresaliendo el izado de bandera (que ayuda a la identificación y unidad de la comunidad) y determinadas actividades recreativas (como las carreras de sacos y el juego del sartén), evidenciándose asimismo cierta preferencia por los músicos breñuscos. A fin de cuentas, como ocurre en la mayor parte de los monumentos crucíferos de Breña Alta, el nacimiento y arraigo de la cruz del barranco de Juan Mayor está muy vinculado a la función que desempeña durante el año como señal de paso, como cruz-guía del caminante, tan abundante en otras veredas y encrucijadas.


[i] En oficio de la alcaldía capitalina dirigido al arciprestazgo palmense (de 2 de mayo de 1889) sobre propuesta de cambio horario de la procesión de la Cruz, se alega para fundamentar la solicitud, entre otros, el siguiente particular: «[…] la corporación municipal […] debe costear también la procesión general que inmediatamente después de la función haya de tener efecto con la ostentación que requiere la grandeza de todos los actos de la Iglesia, asistencias á las que debe concurrir con el antiquísimo pendón que simboliza las hazañas alcanzadas por los ilustres conquistadores, bajo la protección de la augusta Religión del Crucificado […]». Vid. Archivo Municipal de Santa Cruz de La Palma: 162-2, f. [2v]. En verdad, el pendón o insignia real no es otra cosa que la representación simbólica del rey, a cuya demarcación o reino se adhesiona el territorio conquistado, en este caso, la isla puesta bajo el nombre de San Miguel de La Palma. Por tanto, nada tienen que ver su significado y su simbología con el cristianismo; por otro lado, sabemos que el histórico pendón data de fecha posterior a la conquista. De ahí que este punto de la argumentación resulte hoy algo confuso y parezca más motivado por el apasionamiento y más condicionado por el estado de conocimiento de la época que por la realidad histórica «demostrable» de los hechos.
[ii] José Pérez Vidal. «Los autos del Corpus y el «Carro» de la Bajada de la Virgen en La Palma». En: El Carro: historia y espectáculo. [Coordinador de la edición, Miguel Ángel Aguilar Rancel]. [La Laguna: Artemisa Ediciones; Santa Cruz de La Palma: Patronato Municipal de la Bajada de la Virgen], 2005, p. 32.
[iii] Sirvan estas páginas como modesto homenaje a la Agrupación Folclórica Tuhoco, fundada en este pago, que en este 2008 cumple su 25º aniversario.
[iv] Luis Agustín Hernández Martín. Protocolos de Domingo Pérez, escribano público de La Palma (1546-1553). Santa Cruz de La Palma: Caja General de Ahorros de Canarias, 1999, pp. 114-115. Con el barranco existió a mediados del siglo xvi un lomo con la misma denominación, ambos dentro del término también conocido como Juan Mayor.
[v] [Hemeroteca de la] Sociedad Cosmológica] (Santa Cruz de La Palma): s. a. «Las festividades [2]». Regeneración palmera: periódico bi-semanario de intereses generales, literatura, noticias e información (Santa Cruz de La Palma, 8 de junio de 1927), p. [2].
[vi] Primero en «Relatos y leyendas de La Palma: la pólvora en las fiestas del siglo xix». Diario de avisos (Santa Cruz de Tenerife, 23 de septiembre de 2001), p. 23 y luego en Breña Alta: fiesta de la Cruz. Breña Alta: [Ayuntamiento de Breña Alta], 2005, pp. 104-109.
[vii] Fragmento de la avenida El Puente que iba desde la calle C. Pérez Volcán hasta el callejón de acceso a hoy nombrada calle A. Cabrera Pinto.
[viii] hsc: s. a. «Fiesta de Mayo». Diario de avisos de La Palma (Santa Cruz de La Palma, 5 de mayo de 1927), p. [1].
[ix] Ídem.
[x] En el original, «juego del asartén». Con motivo de las fiestas del 10 de octubre, que conmemoraban en los años ’40 en Quince y Medio la proclamación en armas contra el gobierno español en Cuba de 1868, entre otros juegos infantiles se encuentra el juego de la sartén tiznada: «Se toma un sartén tiznado, se cuelga a la altura de un niño de 8 ó 10 años; al mismo se le pega en el fondo una moneda de 20 centavos, los competidores deberán tratar de despegar con los dientes el dinero. Al lograrlo recibirá un premio». Vid. Silvia Álvarez Ramos. «Un acercamiento a la cultura haitiana: la fiesta tradicional por el 10 de octubre en el municipio avileño de Venezuela». La cultura haitiana (27 de marzo de 2007). Disponible en: http://hatiianosysucultura.blogspot.com/2007/03/un-acercamiento-a-la-cultura-haitiana-la.html. Asimismo, en Chacaltianguis (México), las fiestas patronales del 1 de enero en honor del Santo Niño Jesús incluyen, entre las competencias, además de cucaña (o palo ensebado), carrera de encostados (nuestras carreras de sacos), de caballos y otros juegos deportivos, el sartén tiznado. Vid. la web: http://members.fortunecity.es/rincondadelangel/paginas/ChacaltianguisConMarcos.htm. Agradezco a María Victoria Hernández Pérez, presidenta de la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias, la seña de estas fuentes.
[xi] hsc: s. a. «Las festividades». Regeneración palmera (Santa Cruz de La Palma, 29 de junio de 1927), p. [2].

MASCARONES: UNA INVITACIÓN A COLABORAR

MASCARONES: UNA INVITACIÓN A COLABORAR
Manuel Poggio Capote


Uno de los números más entrañables que se conservan dentro de las fiestas de La Palma es el de los mascarones. La presencia de figuras de este tipo en las celebraciones de nuestra isla se remonta, al menos, a la primera mitad del siglo XVII. De aquellas fechas existe una referencia documental, transcrita de las actas del antiguo Cabildo de La Palma, en la que consta la compra de unos gigantes para participar en la procesión del Corpus Christi de la capital insular. Aunque pudiera parecer extraño, los gigantes y otros elementos simbólicos equivalentes se integraban en el cortejo eucarístico junto a la custodia divina, el clero y las autoridades civiles. Y es que, al igual que en las principales poblaciones hispanas, los gigantones o los diabletes (personas ataviadas con máscaras y ropajes simulando ser demonios) tomaban parte en la mencionada manifestación religiosa de Santa Cruz de La Palma. Los mismos encabezaban la procesión encarnando con su presencia la derrota del mal o del pecado. En 1780 el gobierno central, bajo los influjos de la Ilustración, prohibió la presencia de estas figuras en los cortejos del Corpus. Entonces, a los gigantes palmeros y a otros personajes similares no les quedó más remedio que buscar acomodo en otras fechas del calendario festivo.

De este modo, los populares gigantes se incorporaron al programa de la Bajada de la Virgen de las Nieves. Se verifica una primera referencia en la edición de 1815, aunque con anterioridad existen otros datos sobre su empleo fuera de las fiestas lustrales. Uno de ellos es el de su participación en unos actos con motivo de la restauración al trono de Fernando VII (1814). Otro acontecimiento real (la proclamación de Isabel II) propició en 1833 un baile de seis parejas de enanos y enanas, aludido por los investigadores como la primera cita documental a la posterior y muy célebre Danza de enanos. Entrado el siglo XX, en la capital insular algunos barrios contaron con sus comparsas privativas. Ese fue el caso de los festejos de San Francisco y Naval que dispusieron de sendas agrupaciones. Tanto una como otra, así como la correspondiente a las fiestas de la Bajada, alcanzaron tal arraigo que el músico local Felipe López Rodríguez (1909-1972) adaptó una partitura para ser interpretada durante sus desfiles: la Polka de los mascarones. Por último, cabría apuntar que desde los inicios de la década de 1990 los gigantes y cabezudos han sido sacados de manera constante a la calle en la víspera del día de la Cruz, dentro de las fiestas anuales de la capital palmera.

En el resto de la geografía insular estos conjuntos de imaginería festiva tardaron un poco más de tiempo en incorporarse a las celebraciones locales. No en vano, ninguno de los núcleos del interior de la isla disfrutó de una procesión de Corpus tan solemne como la que se organizó a lo largo de más de tres siglos en Santa Cruz. Es decir, carecían de esta tradición festiva. Pero desde finales del XIX algunas demarcaciones municipales comenzaron a desarrollar sus particulares regocijos con estas figuras. Ése sería el caso de Fuencaliente, donde los caballos fuscos se escoltaron de un mascarón. En Tijarafe, el antecedente del actual Diablo fue un ingenio denominado Cataclismo (1910), el cual no era más que un gigante. Desde 1923, cuando este peculiar baile comenzó a ejecutarse de manera más o menos periódica, gigantes y cabezudos han acompañado en sus movimientos al afamado demonio norteño. Por su parte, en la villa de Garafía se coteja la presencia en 1915, durante la feria de San Antonio del Monte, de un grotesco mascarón. De igual manera, en otros lugares como Los Llanos de Aridane, El Paso, Tazacorte, Breña Baja, Breña Alta, Puntagorda, Barlovento o San Andrés y Sauces se constatan noticias con varias décadas de antigüedad sobre el tema.

Más recientes son las apariciones en la verbena del Borrachito Fogatero (Mazo) o en otros núcleos poblacionales. En el primero de los casos, los mascarones se idearon como simple complemento escenográfico del espectáculo que tiene lugar esa noche. Por el contrario, en la segunda de las situaciones la salida de los cabezudos se ha interpretado como un acto de animación infantil dentro de las fiestas patronales de varios municipios. Todos estos datos y otros no desbrozados en estas líneas los venimos recogiendo desde hace algún tiempo con el ánimo de culminar una monografía que estudie la evolución de los gigantes y cabezudos en nuestra isla. Las fuentes orales y escritas consultadas han sido abundantes, pero aún queda camino por recorrer. No se debe olvidar que estos machangos entran de lleno en el ámbito de la cultura popular y con frecuencia no es fácil hallar noticias. Además, en contra de lo que pudiera parecer, la historia de los mascarones (término preferido en La Palma para denominar a estas figuras y que, lamentablemente, casi nunca aparecen recogidas bajo esta forma en los programas oficiales de festejos) posee rasgos, usos y costumbres muy singulares. Y es éste el propósito de la presente invitación: ofrecer el proyectado libro a cuantos deseen dejar su testimonio (bien sea de manera verbal, escrita o fotográfica) acerca de los populares mascarones palmeros.


Manuel Poggio Capote
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LAS CRUCES DE MAYO


LAS CRUCES DE MAYO.
José Guillermo Rodríguez Escudero

El  día tres de mayo, la capital de La Palma celebra la onomástica de la Santa Cruz desde que el Adelantado Fernández de Lugo finalizara la Conquista en 1493. Desde entonces, la nueva población conmemora anualmente esta efeméride. Así, en 2012 se celebra el 519 aniversario de la Fundación de la Muy Noble y Leal Ciudad.

Se engalanan profusamente todas las cruces que salpican su territorio y se declara ese día festivo en la localidad. No sólo se adornan las que se encuentran apostadas en los exteriores, sobre las paredes, en azoteas o encrucijadas, rematando fachadas o balcones, recordando accidentados, etc., sino también en los interiores de algunas casas. A las exteriores, se les cambia el forro de tela que las cubría desde el año anterior y se sustituye por otra nueva. Se entronizan en bellos altares efímeros cuajados de flores, plantas, banderas, etc. para la admiración de  propios y ajenos, siguiendo con la  tradición familiar o del barrio. Antiguamente se enramaban las cruces de las casas de las personas más adineradas y  con un estatus social más alto. Se colocaba la cruz dentro de las viviendas, en un lugar privilegiado, y se adornaba con todas las joyas y prendas. Se reunían las familias por las noches e iban a visitar otras cruces. Éstas pujaban por ser las más originales y más bien decoradas y suntuosas. En los grandes salones se hacían  bailes y fiestas muy animadas con familiares, vecinos y amigos. La belleza ornamental se conseguía mediante combinaciones de vegetales, telas, alhajas y otros objetos de gran valor. Era frecuente la escenificación en algunas de las cruces parodiando temáticas de cualquier índole. Se exponía y, afortunadamente, se expone, un número importante de muñecos grotescos de tamaño natural, denominados “mayos”: simpáticas figuras hechas de trapo que adornan la escena. Representan distintos temas y actitudes, colocadas en diferentes lugares, bien formando pasillos hacia la cruz, o en varios rincones de sus alrededores, custodiándola, como  en balcones, ventanas, muros, azoteas, bancos, tapias, etc. 

El Ayuntamiento concede premios a dos categorías de cruces. La tradicional ampara las  que se  enraman con motivos históricos y prendas. En el ámbito de la categoría libre se tiene más en cuenta la imaginación y su confección con productos naturales.

Las fiestas de mayo se prolongan durante todo el mes, con un amplio programa de festejos (unos años mejores que otros). Entre otros, destaca el esperado número del Baile de los Mascarones.

El tres de mayo tiene lugar una solemne función religiosa concelebrada a la que acuden numerosas autoridades civiles y militares. Está presente también el Pendón Real que sale previamente desde el Ayuntamiento y al que se tributan los honores reales. Tras la Misa se inicia la procesión de la Santa Cruz escoltada por varias bandas de música. Su presencia en el tesoro del suntuoso templo matriz se cita por primera vez en el Inventario de 1782.  

La referencia más antigua que se conoce de esta hermosa costumbre del enramado de las cruces la encontramos en la Subida de la Virgen de Las Nieves en 1765. Así, cuando la Patrona retornaba en procesión por las calles capitalinas hacia su Santuario, “estaba una cruz, que es la del noveno passo, con el mejor ornato y compostura de prendas, talcos y galones”. También la comitiva se encontró nuevamente con “una cruz que es la del octavo passo, con la mejor belleza compuesta de joyas y otras prendas en gran número y muy hermosas escarchas”.

Comienzan oficialmente las Fiestas de Mayo 2012


El viernes 27 de abril, el Sr. Jerónimo Saavedra Acevedo, actual Diputado del Común, leyó en el atrio del Ayuntamiento el pregón de las Fiestas de Mayo 2012 de Santa Cruz de La Palma, en un joven ambiente presidido por la incipiente Orquesta Sinfónica de la Escuela Insular de Música, junto a componentes de la Banda de Música Municipal San Miguel, de Santa Cruz de La Palma, quienes permitieron a los asistentes disfrutar de un grato entretenimiento musical.

Por otro lado, y como no podía ser de otra manera, tampoco faltaron las palabras del Sr. Sergio Matos, Alcalde de Santa Cruz de La Palma, con especial referencia tanto a la figura del Diputado del Común como a la dilatada trayectoria del Sr. Jerónimo Saavedra Acevedo.

Pregón de las Fiestas de Mayo 2012, por el Sr. Jerónimo Saavedra Acevedo:



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Presentación del programa y blog de las Fiestas de Mayo 2012

Hoy día 26 de abril tendrá lugar la presentación del programa y del blog de las Fiestas de Mayo 2012, en las que destaca la festividad del Día de la Cruz, en la que se celebra de forma especial, en este año, el 519º aniversario de la fundación de la ciudad.

UNA FIESTA SINGULAR

Nuestra Fiesta de la Cruz (en Santa Cruz de La Palma, la Fiesta, o el Día, es de la Cruz, en singular, y no de las Cruces, como en otra localidades) es sin duda una celebración original y genuina dentro del acervo festivo de Canarias. Sin perjuicio de otra serie de actos que contribuyen a su esplendor, los festejos que conmemoran, además, la fundación de la ciudad (1493) se bastan con el exquisito y majestuoso enrame de las cruces y con el ingenio y la inspiración en la elaboración de "mayos" para configurar una de las fiestas más interesantes y peculiares de las islas.

Hoy, gracias a la dedicación y la iniciativa de doña Marina Duque durante casi dos décadas (entre 1982 y 1999), se ha recuperado plenamente la ingeniosa y ocurrente tradición de los "mayos", probablemente de influencia portuguesa, con antecedentes en nuestra ciudad desde el primer tercio de siglo XIX, y con los que antiguamente se anunciaba donde iba a engalanarse una cruz (téngase en cuenta que los chuscos monigotes se exhibían antes de las cruces, el 1 de mayo). Pero, junto a la explosión de los "mayos", la ciudad ha sabido también mantener, con la finura y el lucimiento preciso, la tradición común a la Fiesta del enrame de las cruces, en este caso, resultado del esfuerzo y el buen hacer de los artesanos cruceros del municipio. Esta costumbre, por cierto, hunde sus raíces en la devoción por el Lignum crucis, incorporada a nuestra ciudad por la antigua cofradía de la Vera Cruz, hermandad de disciplina fundada en el cenobio franciscano en 1558 y que se ocupaba de celebrar el día del hallazgo de la reliquia ("La Invención de la Cruz") cada 3 de mayo.

Efectivamente, la Fiesta de la Cruz (o de las Cruces) no es patrimonio exclusivo de esta ciudad. Las cruces también se enraman y engalanan en Los Realejos, en especial, en la Cruz Santa, Puerto de la Cruz, Santa Cruz de Tenerife, La Laguna -con cruces de capilla y habitación- o en Teguise incluso, que ha comenzado a recuperarla, y en multitud de localidades de la Península e Hispanoamérica. Es más, los municipios limítrofes (Breña Alta, Breña Baja y Villa de Mazo) la celebran también con igual ornato y parecidos ritos, conformando un espectáculo de singular belleza que se extiende más allá de nuestro término municipal para configurar acaso la fiesta por excelencia de una mancomunidad non nata, la del entorno de la capital de la isla.

Las cruces se adornan con flores, frutos, papel de seda, encajes, telas, joyas..., en diseños más tradicionales o más libres, al gusto de los cruceros. Y los "mayos" (peleles rellenos de guata, muselina o papel de periódico, y adecentados con ropajes auténticos, que escenifican cualquier episodio o personaje de relumbrón) no solo los encontramos en la calle del Tanque (visita obligada), semillero de la tradición, o en la calle Guanil, en torno a la plazoleta del periodista Juan Francisco Pérez (la segunda concentración en número), sino que ya invaden, sin permiso, cualquier rincón de la ciudad, convirtiéndose durante un par de días en los verdaderos vecinos del municipio.

Nunca hubo mucha más actividades (recuerdo las carreras de sortijas, o de sacos, o las competiciones de ajedrez) en las fiestas patronales de la ciudad (en realidad, para Santa Cruz de La Palma sus fiestas "patronales" siempre fueron las de la isla: la Bajada de la Virgen), tampoco prendieron las verbenas típicas o las romerías (aunque yo sigo apostando por ellas, al menos para rentabilizar el traje de mago). Quizás lo que ocurra es que esta Fiesta no necesite de aditamento alguno. Como decía al principio: el buen gusto en el aderezo de las cruces y la gracia de los estrambóticos "mayos" se bastan para colmar la celebración.


Juan José Rodríguez Rodríguez
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La Fiesta de la Cruz a través de la visión de algunos de nuestros mejores historiadores

A partir de hoy, y mientras se extiendan las Fiestas de Mayo, cada semana se publicarán en el blog una serie de artículos muy interesantes sobre la historia y otros detalles de la Fiesta de la Cruz, el día grande de las Fiestas de Mayo, en las que además se conmemora la fundación, hace 519 años, de nuestra hermosa ciudad, Santa Cruz de La Palma. Esperamos que los disfruten.

El ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma abre la inscripción para participar en el desfile de los mascarones del Día de la Cruz

Marta Poggio anima a tomar parte en un número “que
constituye uno de los más antiguos de nuestra tradición festiva”



MIÉRCOLES, 11 DE ABRIL. El ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma ha abierto la inscripción para participar en el desfile de los mascarones que recorrerá las calles de Santa Cruz de La Palma en la tarde del miércoles 2 de mayo, víspera del Día de la Cruz, fecha en que se conmemora la fundación de la ciudad.

El popular pasacalle está abierto a la participación de cualquier ciudadano siempre que sea mayor de doce años. Únicamente es necesario presentar una instancia en el registro de entrada del ayuntamiento solicitando formar parte del número e indicando el nombre de la figura que quiera portar, si tiene preferencia por alguna en concreto. La popular comparsa está compuesta por 50 cabezudos y seis parejas de gigantes.

En los últimos años tanto desde el consistorio capitalino como desde la iniciativa ciudadana se han dado pasos para impulsar y mejorar este número “que constituye uno de los más antiguos de la tradición festiva en el municipio”, asegura la concejal de Fiestas de Santa Cruz de La Palma, Marta Poggio.

Entre estas iniciativas está la recuperación de antiguas figuras así como la necesidad de formalizar la inscripción previa de los participantes, con el fin de mejorar su organización del número al saber con antelación el número de componentes y poder preparar el vestuario o reparar, en su caso, las figuras.

La concejal valora especialmente la implicación de la recién constituida Asociación Cultural Mascarones de Santa Cruz de La Palma, nacida con el objeto de salvaguardar la integridad del pasacalle y fomentar la participación popular, no sólo en el desfile sino en todo lo que le rodea: promoción, investigación histórica, preparación, apoyo, etc.

Marta Poggio anima a todas las personas que se sientan interesados por este número a participar activamente en esta singular comitiva que cada mes de mayo y en la Semana Grande de la Bajada de la Virgen toma las calles capitalinas.